jueves, 7 de enero de 2010

Las mafias de la inmigración ilegal

La existencia de mafias que, sin ningún tipo de escrúpulo, trafican con la necesidad se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de los trabajadores inmigrantes. Lo más sorprendente es que estas organizaciones no solo trabajan en los países de origen sino que, además, mantienen delegaciones en España.

En la inmensa mayoría de los casos, estas redes delictivas de tráfico de personas se convierten en la única salida de la miseria. De esta forma, el sueño de una vida mejor para unos, se convierte en un gran negocio para otros: los inmigrantes se dejan todos sus ahorros en estos viajes, por ejemplo, un viaje de marruecos a canarias oscila entre 700 y 1500 euros. A esto hay que añadir los desplazamientos anteriores que puedan haber tenido que realizar hacia los países de paso. Normalmente este dinero lo acaban consiguiendo de las mismas mafias, pues son las únicas que tienen los recursos, de forma que se acaba creando un círculo vicioso del que es muy difícil escapar.

La organización de las mafias es tal que llegan a ofrecer bonos con cinco viajes, que permite a una misma persona repetir el intento hasta conseguir el éxito. Pero, antes de ello, el trabajador inmigrante debe firmar un contrato que, literalmente, hipoteca su futuro, pues para conseguir ese dinero deben, no sólo entregar todos los ahorros familiares, sino además hipotecar todas sus propiedades.

Aún así, muy pocos llegan a su destino. Antes deben exponerse a ser detenidos o exportados por la policía española, o, en el peor de los casos, morir ahogados tras ser arrojados al mar por los patrones de las pateras.

Una vez en España el control y la extorsión de las mafias no disminuye. Los pocos que han logrado llegar se encuentran en situación ilegal y sin trabajo estable, pero al mismo tiempo deben hacer frente a la devolución de los préstamos, que incorporan intereses desorbitados. De hecho, cualquier retraso en el pago, conlleva inmediatamente un aumento en los intereses y aquellos que no saldan la deuda sufren toda clase de represalias que van desde la confiscación de los bienes hipotecados hasta secuestros y palizas.

La presencia de estas redes en un país desarrollado como es España solo se explica si pensamos que se da una cierta permisibilidad por parte de las autoridades pertinentes. De hecho, el gobierno solo interviene contra las mafias cuando se producen casos extremos, como el asesinato o el secuestro. Pocas son las investigaciones llevadas a cabo con el fin de desarticular las ramificaciones que estas organizaciones tienen en nuestro país.


Se calcula que los beneficios de estas redes delictivas de tráfico de personas ascienden hasta los dos mil millones de euros, solo en los últimos diez años. De hecho, en un estudio reciente, se rebela que el 90% de los ciudadanos senegaleses considera la emigración como la solución a sus problemas; incluso en algunos sectores subsaharianos se considera la emigración irregular de uno de los miembros de la familia como una especie de proyecto familiar, en el que todos contribuyen como inversión de futuro.




A todo esto cabe añadir un problema adicional: en numerosas ocasiones estas mismas mafias de inmigración clandestina utilizan, sobre todo con la entrada en las islas canarias, el envío de pateras para introducir droga. Así, muchas embarcaciones que salen de Marruecos, suelen llegar con grupos de entre tres y seis inmigrantes y un alijo de entre 700 y 800 kilogramos de hachís. Pero la policía denuncia que ahí no queda todo, estas son sólo las que logran interceptar porque muchas veces llegan en lanchas neumáticas que descargan unos 1800 kilogramos y luego dan la vuelta.

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